Ser libres de verdad es ser libres
para ser, para ser lo que soy y lo que puedo llegar a ser; ser libre de verdad es decir lo que pienso en lugar de pensar lo que debería decir ; ser libre de
verdad es sentir lo que siento y no lo que creo que debería sentir , ser libre
de verdad es elegir un actitud personal frente a acontecimientos externos; ser libre de verdad implica tener conciencia de sí mismo y del mundo que
nos rodea, de la responsabilidad y el compromiso como motor de proyección hacia
el fututo.
Los segundos cuatro versos: “Poco a poco fui
creciendo / y mis fabulas de amor / se fueron desvaneciendo / como pompas de
jabón” continúa Charly. Lo que me lleva
a la segunda cuestión: cuando crecemos ¿perdemos nuestra libertad verdadera? Y si perdemos nuestra libertad, ¿Cómo podemos
recuperarla?
SER LIBRES DE VERDAD
Ser libre para ser, para ser lo que soy y lo que puedo llegar
a ser. Ser en el mundo, para Heidegger,
es ser en un estado de eyección, donde nos encontramos arrojados al futuro
proyectándonos en una posibilidad. Soy entonces todas mis posibilidades. Libre
para ser, implica en palabras de Jesús de Garay (la libertad como poder) poder
ser otro, poder hacer algo diferente de lo que ahora hago, poder vivir algo
distinto de lo que ahora vivo. Así la libertad la encontramos en la presencia
de posibilidades enfrentadas y poder optar por posibilidades determinadas y
contrarias, pero la libertad no es ninguna de esas posibilidades sino el poder que
tenemos sobre ellas.
Ser libre es decir lo que pienso en lugar de pensar lo que
debería decir, sentir lo que siento en lugar de lo que debería sentir. Significa que ser libre es enfrentarse a la
propia reflexión, conocerse y cuestionarse para desactivar fijaciones
cognitivas en la mente, que condicionan, que obligan a pensar lo que debería
decir, predisponen a sentir lo que debería sentir para ser fuerte, para
complacer, para ser perfecto, para ser aceptado, para ser querido.
Ser libre de verdad es
elegir una actitud personal frente a los acontecimientos externos. “Al hombre se le puede arrebatar todo, salvo
una sola cosa: la última de las voluntades humanas, la elección de la actitud
personal ante un conjunto de circunstancias para decidir su propio camino” (ViktorEmil Frankl). Eso que
Frankl llama “actitud”, es la apropiación y transformación de todo aquello que
inevitablemente nos condiciona, en algo nuevo, en un nuevo sentido. Ser libre de verdad es darle sentido al mundo
y a nuestras vidas apropiando y transformando, no los eventos en sí, sino en la
manera como los comprendemos, aceptamos o rechazamos.
Tener conciencia de sí mismo y del mundo que nos rodea es ser libre de verdad. Hay muchos factores que determinan nuestra decisiones, debemos ser consciente de aquellos que vienen de nuestro cuerpo, como los impulsos biológicos, ser consciente de aquellos factores que vienen de la mente, como de nuestra memoria, de nuestra propia historia, de nuestro guion. Ser consciente también de aquellos factores determinantes que provienen de nuestro entorno. La libertad entonces no la podemos comprender sin el círculo de percepción, opción y acción en su constante realización con el entorno. El ser humano desde el instante que irrumpe en el mundo transforma lo dado, renueva esa dinámica de causa y efecto, es una transformación de lo externo que se produce en el interior de cada quien con sus propios condicionamientos personales y eventos del exterior, todo ello girando en torno a un núcleo de voluntad propia.
Y tu, ¿eres libre de verdad? ¿eres libre al momento de emprender? ¿que te lo impide?
En próximos posts veremos la segunda cuestión: cuando crecemos ¿perdemos nuestra libertad verdadera? Y si perdemos nuestra libertad, ¿Cómo podemos recuperarla?
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