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Relata la
historia de un principito que vivía en un planeta muy pequeño y decide conocer
el espacio, va visitando diferentes planetas, así cae en el desierto de la
Tierra, donde conoce a un aviador que se le había roto su aeroplano y luego a un
zorro del que se hace amigo. El niño rubio y de capa azul le enseña cosas a
este piloto, y a cada uno de quienes nos sumergimos en su mar de letras. Resalta
la capacidad de los niños de ver más allá de sí mismos, más allá de lo evidente
y la posibilidad de observar múltiples posibilidades, algo de mucha utilidad en
nuestro camino emprendedor.
Para el Principito el principal modo de interactuar y conocer a
los demás son las preguntas. Un Emprendedor debe indaga, mostrar interés,
apertura y humildad ante las necesidades de su entorno
Dice Saint Exupery “Es
una locura odiar a las rosas sólo porque una te pinchó. Renunciar a todos tus
sueños sólo porque uno de ellos no se cumplió” Como emprendedor siempre vamos a
encontrar espinas, llámense crisis financieras, clientes malintencionados o políticas
gubernamentales, sería una locura renunciar por ello a nuestro sueño de
emprender.
En otro pasaje “Le Petit Prince” nos dice: “Los hombres se meten
en los rápidos pero no saben dónde van ni lo que quieren. Entonces se agitan y
dan vueltas”. A nosotros los emprendedores, nos incita a la necesidad de
preguntarnos antes de emprender para que quiero hacerlo. Debemos tener claro
desde el principio, antes de meternos en los rápidos, cuáles son nuestros
objetivos, sino nos encontraremos agitándonos y dando vueltas sin llegar al éxito
de nuestro negocio.
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